Elegiría enfermarme de niñez y que esa enfermedad se contagiara con solo respirar.
Elegiría olvidar las Matemáticas, la Geografía y la Historia para no saber cuanto tengo, mido o peso, qué es una frontera y lo que alguien hizo ayer.
Elegiría ser daltónico al color de la piel, sordo a las voces que no vengan del corazón, e insensible a los piquetes del orgullo.
Elegiría ser alérgico a los halagos, a la ambición, al miedo y al sufrimiento.
Elegiría perder el juicio, esperando así perder también el prejuicio y sus perjuicios.
Elegiría poseer un unicornio, ser amigo de un hada y confidente de un duende, para aprender de los que son diferentes a mí.
Elegiría amar más y pensar menos (y que esto también fuera contagioso).
Elegiría más flores y menos joyas, más abrazos y menos palabras, más fogatas y menos metralletas, más noches serenas y menos rencores, más pasos andados a dúo y menos prisas solitarias, más tardes compartidas en silencio y menos teléfonos, más canciones y menos angustias.
Si me dijeran pide un deseo, elegiría no volver a desear...
y aprender a ser feliz con lo que soy y lo que tengo...
Elegiría ser alérgico a los halagos, a la ambición, al miedo y al sufrimiento.
Elegiría perder el juicio, esperando así perder también el prejuicio y sus perjuicios.
Elegiría poseer un unicornio, ser amigo de un hada y confidente de un duende, para aprender de los que son diferentes a mí.
Elegiría amar más y pensar menos (y que esto también fuera contagioso).
Elegiría más flores y menos joyas, más abrazos y menos palabras, más fogatas y menos metralletas, más noches serenas y menos rencores, más pasos andados a dúo y menos prisas solitarias, más tardes compartidas en silencio y menos teléfonos, más canciones y menos angustias.
Si me dijeran pide un deseo, elegiría no volver a desear...
y aprender a ser feliz con lo que soy y lo que tengo...
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