Todos sabemos que en Alemania, durante el período de 1933 a 1945, estuvo en el poder el Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores, y al mando, Adolf Hitler. Durante ese período, además de la Segunda Guerra Mundial, se llevó a cabo una brutal represión contra comunistas, homosexuales, y lógicamente, judíos. Mucho se ha dicho ya sobre ello, pero hoy queremos hablar de los peores experimentos nazis con humanos.
Cuando pensamos en médicos, en general, vemos a seres que ayudan a que las personas se curen, sufran menos dolor, estén mejor. Sin embargo, durante el nazismo muchos médicos y científicos estuvieron involucrados en experimentos llevados a cabo en los campos de concentración. Lo cierto es que, en los juicios, sólo 15 de los 23 que participaron en estos terribles experimentos con humanos fueron considerados culpables.
Además de los campos de exterminio donde millones de personas, principalmente judíos, fueron asesinadas, los nazis realizaron muchos otros experimentos con una pretendida finalidad científica.
El artífice de gran parte de estos experimentos fue el Dr. Josef Mengele. Se seleccionaron varios reclusos para ser sujetos de unos experimentos destinados a ayudar al personal militar alemán en situaciones de combate, en la recuperación de personal militar herido y para la promoción de la ideología racial respaldada por el Tercer Reich.
La mayoría de estos experimentos son de sobra conocidos por todos. Mengele realizó experimentos sobre 1500 parejas de gemelos para mostrar las similitudes y diferencias en genética y eugenesia. Uno de los experimentos más brutales que se hicieron fue el de coser, literalmente, a los gemelos para formar un único ente combinado. En Ravensbrück se hicieron horripilantes trasplantes de órganos y de huesos de una persona a otra, seccionando huesos, nervios y músculos sin anestesia. La Luftwaffe dirigió experimentos para saber cómo tratar la hipotermia, y se forzó a los sujetos a resistir sumergidos en un tanque de agua helada hasta un total de tres horas.
Se hicieron todo tipo de experimentos: reclusos sanos fueron infectados con malaria para probar la eficacia de varias drogas; se exponía a los presos a gas mostaza y fosgeno para ver sus heridas; otros fueron obligados a beber solo agua de mar; otros fueron esterilizados por medio de rayos X, cirugía y varias drogas...
El resultado lo conocemos todos: Miles de muertos, muchos a consecuencia de los experimentos, pero también hemos de contar los que fueron posteriormente asesinados una vez que se completaron las pruebas. En 1947, los médicos capturados por las fuerzas aliadas fueron llevados a juicio. Resulta terrible pensar que Josef Mengele, el principal artífice de esta abominable barbarie, consiguió huir y nunca pagó por sus crímenes.
Congelación e hipotermia
Estos experimentos fueron llevados a cabo en los hombres para simular las condiciones de los militares en el Frente del Este. Muchos alemanes murieron de frío o por enfermedades relacionadas a las bajas temperaturas –como la gripe–, así que esta era una forma de prepararlos mejor para esas condiciones climáticas.
Estos experimentos estuvieron a cargo del doctor Sigmund Rascher en los campos de Birkenau,Auschwitz y Dachau, y en 1942 presentó los resultados en una conferencia. Por un lado, se veía cuánto tiempo tardaba un cuerpo en congelarse hasta la muerte, y por el otro, se buscaban formas de reanimarlo.
A las víctimas –jóvenes judíos y rusos– se las ponía en tinas de agua helada o desnudos a la intemperie en temperaturas bajo cero, con una sonda que medía la bajada de temperatura en el recto , y la mayoría moría al llegar a los 25 grados.
Por otra parte, los experimentos para resucitar también eran crueles y dolorosos en aquellos que aún no había muerto pero estaban al borde. Se los ponía bajo lámparas de rayos ultravioletas que quemaban la piel, mediante la irrigación interna de agua hirviendo que generaba ampollas, o en tinas con agua caliente cuya temperatura se iba aumentando poco a poco, o haciendo que una mujer “caliente” al hombre mediante el sexo.
Experimentos Genéticos
La raza aria era el objetivos de los nazis: cabello rubio, ojos azules, superhombres de una única raza en todo el mundo. Quienes no cumplieran esas características debían ser exterminados. Se hicieron leyes de matrimonio para investigar las razas y ver si eran puras. Uno de los que cayeron en la trampa fue el doctor Rascher, cuya mujer era estéril y habían adoptado dos hijos.
En los campos de concentración se llevaron a cabo gran cantidad de experimentos genéticos para perfeccionar la raza y entender los defectos. Entre los más conocidos fueron los experimentos de Josef Mengele con gitanos y mellizos. El “Ángel de la Muerte” seleccionaba a las rarezas apenas bajaban del tren en el campo de Auschwitz.
En el caso de los gemelos, Mengele los estudiaba por varios días, y cuando todas las pruebas habían sido tomadas, se los mataba con una inyección de cloroformo en el corazón.
Otras pruebas espeluznantes
En los campos de concentración también se llevaban a cabo otro tipo de pruebas con extrema violencia: interrogaciones con tortura, inyecciones con virus de enfermedades, esterilización, y experimentación de nuevas cirugías.
Por ejemplo, el doctor Kurt Heissmeyer inyectó la bacteria que causa la tuberculosis a prisioneros del campo de Neungamme. También se los expuso al gas fosgeno para encontrar un antídoto, ya que este había sido utilizado como arma biológica en la Guerra.
En muchos casos, se mutilaba a un preso para trasplantar sus extremidades en otro. La idea era saber si se podían trasplantar extremidades, pero se hizo de forma tan cruel que muchas personas murieron, otras quedaron mutiladas, y el experimento no llegó a ninguna buena conclusión.
Otra loca idea fue la de Hans Eppinger, que buscaba una forma de hacer el agua de mar bebible. Se privó de comida y agua fresca a varios gitanos, y se los obligó a beber solo agua de mar, por lo que muchos desarrollaron graves enfermedades.
El envenenamiento por inyecciones o en la comida era común en los campos de concentración; así como también la inseminación artificial de las mujeres, de las que se burlaban diciendo que habían inyectado en ellas esperma de animales para crear un monstruo.
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