Visiones

Qué tanto puede contar un persona que ha vivido sobre la tierra por solamente treinta y tres años?? Muchos podrían suponer que muy poco, pero existimos algunas excepciones que rompemos esa regla. Hi. Im Marissa and this is me...

Nota

Daisypath - Personal picture

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Marissa_Inmortal

viernes, 17 de julio de 2015

Algunas Creepypastas... para no dormir!



En junio de 1972 una mujer apareció en el hospital cedro senai en nada mas que un vestido cubierto de sangre. Esto no debería ser demasiado sorprendente, la gente a menudo tiene accidentes cerca y viene al hospital mas cercano para la asistencia medica. Pero había dos cosas que causaron en la gente ganas de vomitar y escapar de terror. El primero, era que ella no era exactamente humano. Era mas parecido a un maniquí, pero tenia la destreza y la fluidez de un ser humano común. Su rostro, era tan impecable como el de los maniquíes, sin cejas ni maquillaje. La segunda razón, por la cual las personas necesitaban salir de hay corriendo, era porque en su boca yacía un gato, apretado tan fuertemente en medio de sus dientes, que estos no se podían ver a travez del animal, la sangre chorreaba a montones sobre su vestido y el piso. Ella entonces, ante la vista de todos, abandono al gato, y acto seguido se dejo caer en el suelo.

A partir de ese momento ella fue tomada en el hospital, y fue limpiada,antes de ser preparada para la sedación. Ella se mostraba completamente impasible, inexpresiva e inmóvil. Los doctores habían pensado mejor refrenarla hasta que las autoridades llegaran, y ella no puso objeción, ellos eran incapaces de obtener cualquier respuesta proveniente de ella, y la mayoría de los doctores se sentían demasiado incómodos como para mirarle directamente a la cara por mas de dos segundos seguidos, ella no se movía. Pero cuando los doctores intentaron darle un calmante, ella se defendió con fuerza extrema. Dos miembros de los que la sostenía con su cuerpo, quedaron flotando en el aire, mientras el rostro de la muñeca continuaba inmutable. Volteo sus ojos, con su rostro inamovible de aquella expresión vacia hacia el doctor que la estaba mirando asustado e hizo algo insolito. Ella rio. En cuanto lo hizo, la enfermera grito de terror y se desmayo por el shock, porque el la boca de la mujer no habia dientes humanos, tan solo puntiagudos y afilados puntos.

El Doctor la miro fijamente con cara de asco y terror antes de preguntarle "¿quien es usted?" ella se libero de los doctores que aun la sostenian espantados aun sonriendo. La seguridad habia sido alertada y se les podia escuchar bajando por el vestibulo, cuando ella los escucho se abalanzo hacia donde estaba el doctor y le arranco la yugular en un bano de sangre despues le solto dejandole muriendo en el suelo... Sobre el piso el doctor moria lentamente ahogado en su propia sangre. Ella levanto la mirada, una mirada fria y peligrosa, que hacia que todos se espantaran con un escalosfrio. Se inclino hasta llegar al oido del doctor moribundo y le susurro suave al oido "yo, soy Dios." Los doctores al rededor estaban aterrados, ella, tranquilamente salio del cuarto, y saludo a la seguridad que habia llegado al cuarto con su rostro sin vida cubierto de sangre mientras se alejaba aun riendo. La enfermera sobreviviente, que cayo en shock, la llamo "la inexpresiva" y jamas se volvio a saber de ella.
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ESA YA SE LA SABE





Javier y María son prácticamente dos campesinos, criados a la vieja usanza en una pequeña choza situada a unos 30 minutos a paso de caballo del pueblo más cercano. Javier es un primo lejano del lado de la familia de mi padre. Mi padre, a pesar de actualmente ser médico, viene de una familia muy humilde en el campo y él logró completar sus estudios de medicina con su propio esfuerzo, por esta misma razón aún tenemos bastantes familiares en zonas rurales que nunca han salido del campo.


La historia me la contó mi primo una temporada que hicimos el viaje hasta ese pueblo y decidimos de paso ir hasta donde el buen primo ya que le vemos prácticamente una vez al año en temporada de vacaciones. Usualmente nos genera pereza ir hasta donde el vive porque a pesar de ser muy bonito el campo y muy acogedora la choza, la vía para llegar no es precisamente apta para un vehículo moderno, aunque sea una camioneta como en la que vamos. De hecho, no es un carretera como tal, es solo un camino que se ha formado por el pasar de los animales y carretas o algunas motos y que en invierno es inaccesible a menos que sea en vehículo de tracción animal de 4 patas. También es posible que si dos carros se encuentran, alguno de los dos tenga que regresarse en reversa, por supuesto nunca ha pasado porque es muy poco transitado.


La última vez que lo visitamos, el buen primo tenía la espalda llena de cicatrices, por supuesto nuestra primera reacción fue preguntarle que había pasado. Su respuesta me ha dejado atónito ya que no es la primera vez que escucho algo similar.


“No se si en el pueblo les contaron que me caí del caballo, todo el mundo dice eso pero María sabe lo que realmente paso, no quisiera contarles porque están de visita y no quiero que vayan a pasar una mala noche”.


Más que la razón por la cual nos lo decía, yo podía notar que tenía miedo de contar la historia, sus ojos trataban de apartar la mirada y buscar otro tema de conversación, sin embargo yo insistí diciéndole que solo era una historia y que no me podía dejar con la intriga.


“Bueno siéntate aquí” – me dijo al rato cuando los demás estaban haciendo otras cosas. – “No quiero que tu pae se ponga nervioso manejando cuando estén de regreso.”


“Hace dos meses, como era de costumbre, yo tenía que ir al pueblo a comprar algunas cosas de la casa, yo nunca lo hago muy entrada la tarde para que no me agarre la noche en el camino. Nunca le he tenido miedo a la noche, hasta ese día le tenía más miedo a los vivos que a los muertos y ya me habían robado antes por andar por el camino tan tarde. Parece que los ladrones no duermen” -Eso es cierto afirmé, mientras en mi cabeza quedo el eco de la frase: Hasta esa noche.


“Sin embargo tenía varios animales enfermos” -continúo. “Ya eran 2 vacas que estaban bastante mal y no podía darme el lujo de que se murieran, así que tomé el caballo y comencé a ensillarlo. María inmediatamente de dijo: Javier, para donde vas que no ves que ya es tarde y me da miedo que vayas solo, te va a coger la noche, tengo un mal presentimiento, espera hasta mañana.”


“Yo la ignoré por la misma razón que ya te comenté, no podía darme el lujo de un animal muerto, así que tomé una linterna para alumbrar, aunque yo sabía que era noche de luna llena por lo tanto sería una noche bastante iluminada y posiblemente no la usaría para no mostrarle mi posición a nadie.”


“Fui al pueblo lo más rápido que pude, compré en el mercado lo necesario, en el camino me encontré con un par de amigos que me ofrecieron 2 tragos de Ron, y luego, seguí, y tal como estaba previsto, una cortina negra cayó sobre el campo. Apenas había comenzado la vía.”


“Por supuesto, el caballo ve mejor que yo así que yo solo me incline y traté de ir lo más rápido posible con la luz apagada para no mostrarle mi posición a ningún bandido. Llevaba muy buen ritmo, estimo que debía ir al menos ya por la mitad del camino y me iba sintiendo más tranquilo en cuanto más avanzaba, sin embargo cuando llegue a la curvita por donde se llega al arroyo, algo extraño llamo mi atención” -hizo una pausa, como tomando fuerzas para poder explicarme lo que seguía, mientras hacía eso su miedo me invadía a mi también.


“Cuando pase por la curva vi una silueta, estaba casi seguro de que era una niña. Para este punto ya mi vista se había adaptado un poco a la oscuridad por tanto podía distinguir cosas, pero como pasé tan rápido por aquel punto no podía estar seguro si era correcto lo que vi o no.”


“Por supuesto la duda me estaba matando, ¿Y si era una niña que se había perdido? ¿Qué tal si la muerde una víbora?… Tal vez la pobre no se atrevía a caminar del miedo. En estas tierras tan alejadas es posible que hasta sea violada y nadie escucharía nada…”


“Tantos pensamientos invadieron mi mente que decidí dar la vuelta y asegurarme. Pare en seco el caballo y di la vuelta, encendí mi linterna y comencé a buscar. En menos de un minuto ya la podía ver, a pesar que estaba seguro que había andado bastante mientras decidía si regresar o no. En ese momento no le di gran importancia pues pensé que tal vez ella había caminado un poco o habría intentado perseguirme y por eso había avanzado.”


“Era una pequeña niña, tendrá a lo mucho unos 7 años, pensé. Estaba vestida completamente de blanco, su rostro parecía angelical aunque tenía una parte tapada por el cabello y la verdad aún no recuerdo si podía ver sus pies, tal vez estaban confundidos con el pasto, y además, al encender la linterna perdí nuevamente la poca visibilidad que ya tenía y solo podía ver lo que alumbraba directamente.” – ¿y que pasó? pregunte, aunque el corazón me palpitaba rápidamente no podía dejar de escuchar.


“Le pregunte ¿Estas perdida?. Ella solo asintió con la cabeza sin mencionar una palabra. ¿Vives cerca?. Nuevamente solo movió su cabeza hacía los lados.”


“Le dije, si quieres te llevo a mi casa y mañana buscamos a tus papas porque no te quiero dejar sola aquí. Ella asintió, de igual forma solo moviendo su cabeza.”


“Gire el caballo y le dije que si sabía como subirse, no había terminado de hablar cuando ya la sentí detrás mío. Me agarró fuerte de la cintura, por supuesto pensé que debía estar aterrada así que no le dije nada más y reanude mi carrera hacía mi hogar que anhelaba ver mucho más en este momento. Sentía como si de repente la temperatura hubiera descendido y pensé: Creo que ya ha entrado mucho la noche, debe ser muy tarde.”


“Acelere nuevamente hasta lo que el pobre animal era capaz, me daba aún más miedo encontrar algún bandido llevando esta acompañante, ya no era solo mi seguridad, también la de esta niña.” – El pauso nuevamente, sus manos comenzaron a temblar y su mirada estaba perdida en el recuerdo, como si lo estuviera viviendo de nuevo.


“Yo noté que algo no estaba bien, el caballo empezaba a bajar la velocidad y por más que yo intentaba no conseguía hacerlo regresar al ritmo que traía. Le dije a la niña: no te asustes ya casi llegamos”. Ese fue el primer momento en que la escuche hablar, aún esa voz resuena en mis sueños y en mis pesadillas, no sonaba como ninguna persona, niño, adulto o anciano que hubiese escuchado antes, y me dijo: Tu no vas para ninguna parte, tu te vas conmigo.”


“Impactado por sus palabras, mire hacía atrás, no podía ver su rostro ya que estaba apoyado sobre mi espalda, pero sus piernas… sus piernas eran tan largas que arrastraban contra el suelo, era eso lo que no dejaba avanzar al caballo, lo estaba frenando.”


“Enseguida me di cuenta de que el frío que sentía no era normal, estaba temblando, mis manos estaban moradas, sin embargo mi espalda estaba muy caliente, sentía un olor a azufre que no desaparecía aunque estaba avanzando aunque fuera lento. De pronto… me habló de nuevo.”


“Reza lo que te sepas si quieres, pero tu te vas conmigo”


“A mi mente vinieron muchas oraciones, las que había escuchado en la iglesia, las decía así no creyera en nada de eso. Las que había escuchado cuando enterraban a la gente, las que había escuchado rara vez de algún religioso o en el colegio, el caballo cada vez iba más lento, casi que se detenía, y cada vez que terminaba alguna oración ella reía y solo decía: Esa ya me la se, tu te vas conmigo.”


El hizo una última pausa… esta vez el tono de su voz cambio, parece que había más tranquilidad en su rostro…


“En ese momento me recordé a la bisabuela, ella siempre hacía una oración cuando alguien se sentía triste o estaba enfermo, no se como la recordé en ese momento puesto que yo estaba aún pequeño cuando ella falleció. Tampoco recuerdo que sea algo que yo haya escuchado en una iglesia convencional, era algo como un pedazo de una canción o algo muy muy viejo.”


“Espere que ella se riera aún más, pero solo había silencio. En un tono de disgusto me dijo: Te salvas, porque esa no me la se.”


“De inmediato desapareció la presión del caballo y comenzó a andar un poco más rápido aunque se escuchaba en su respiración que estaba muy agotado, la presión en mi espalda desapareció aunque aún me dolía un poco, estoy seguro que por el miedo sentía menos el dolor. Cuando llegue a la casa dejé el caballo afuera sin pensarlo y entre donde María. Le di un beso y le conté lo que me había pasado, ambos estábamos petrificados. Ella miró mi espalda y me dijo que estaba quemado pero parecía como si me hubiera quemado hace tiempo, solo eran cicatrices.”


“Habremos dormido un par de horas esa noche, en la mañana cuando salí de la puerta, ahí yacía mi caballo muerto, sus patas traseras estaban calcinadas y el olor a azufre permanecía aún fresco.”


Allí terminó la historia, solo se levanto y me dejo allí, yo no sabía que decir ni que pensar.


Por supuesto también nos agarró la noche cuando íbamos de regreso, por supuesto que no sentía tanto miedo porque íbamos en carro, la radio estaba encendida e iba con toda mi familia, aún así, no me atrevía a mirar por la ventana, hacía afuera solo se veía oscuridad, las luces solo alumbraban por donde estábamos andando. Yo pensaba: ¿Serían solo inventos? ¿Alguna historia colorida que inventó por había tomado algunos tragos esa noche?


Mire hacia el cielo nocturno, en el campo puedes ver muchas estrellas, era noche de luna llena de esas en la que la luna por alguna razón luce un poco roja. Cuando volví la mirada hacía abajo, no pude evitarlo, eche un vistazo por la ventana y vi una silueta en la oscuridad… íbamos bastante rápido y evidentemente no había razón para regresar aunque sentí el horrible escalofrío al recordar la historia. En ese momento recordé lo que le había preguntado al buen primo antes de marcharnos: ¿Y cual era la oración?


El respondió “De nada sirve que te la diga… Esa ya se la sabe”.


PORFAVOR ABRE LA PUERTA





Han pasado tres años desde aquella noche.


Yo no debí haber estado ahí, ellos lo sabían. Ese día salí muy temprano a la casa de un amigo, sus padres no estarían y tenía un nuevo videojuego de terror; pasaríamos toda la noche jugando.


Ellos lo sabían, yo no debí haber estado ahí esa noche, mi amigo debió estar solo. Ellos lo habían observado por días como hacen siempre y sabían que esa noche estaría solo. Desde el momento en que lo eligieron, no había marcha atrás.


Pero tal vez quieras saber quiénes son ellos. Bueno, la verdad… aún no estoy seguro, sigo sin asimilar lo que pasó aquella noche; pero te contaré lo que hasta ahora sé, para que tengas cuidado.


Ellos se encuentran en todas partes, en ningún lugar estás exento de ser su víctima. Eligen a una persona, no sé bien cómo o en qué características se basan, pero una vez que te eligen no cambiarán de opinión: te vigilan, te estudian y estudian a todas las personas que conoces. Día tras día te observan cuidadosamente sin que tú te percates de su presencia.


Y esperan la noche en que su víctima esté sola, es en ese momento cuando todo empieza.


Aquel día llegué alrededor de las 8:00 p.m. a su casa. Sus padres habían salido desde temprano y él había preparado todo lo necesario para pasar jugando toda la noche. Al día siguiente no habría clases, así que yo regresaría a mi casa por la mañana. Pasamos un buen rato jugando, el tiempo pasó tan pronto que cuando nos dimos cuenta ya era la una de la madrugada. Nos habíamos llevado algunos sustos con el juego, así que comenzamos a hacer bromas con la situación; ahí fue cuando todo se puso raro. Empezamos a escuchar ruidos extraños afuera de la habitación, que al principio pensábamos que no era nada importante, e hicimos algunos chistes en relación a lo que jugábamos. “Deben ser los zombis”, nosotros sólo reíamos. Pero nos comenzamos a poner tensos cuando el sonido se oía más claro: eran pisadas, se escuchaban pisadas por todo el pasillo de afuera.


—¿Crees que tus padres hayan regresado? —le pregunté, a lo que él respondió que sus padres regresarían hasta el día siguiente, por la tarde. Además, el número de pasos que se escuchaban eran demasiados como para ser sólo sus padres.


De pronto, luego de oír todos esos pasos acercándose cada vez más a la puerta, hubo un profundo silencio.


—¿Hay alguien afuera?… ¿Quién está ahí? —comenzamos a preguntar, nerviosos. Estábamos seguros de que había alguien afuera, pero esos sonidos… ¿quién podría ser? En la habitación en la que estábamos había una computadora que mi amigo había encendido desde que comenzamos a jugar, era una costumbre suya. Se escuchó un sonido que provenía de ella, un sonido familiar, pero que por el miedo que teníamos en ese momento nos provocó una reacción de sobresalto a ambos. Era sólo un correo electrónico que le había llegado, pues también había dejado la ventana de su correo abierta. Ver esto nos dio algo de sosiego, y hasta reímos un poco; sin embargo, la tensión volvió a nosotros al notar que la dirección de quien lo enviaba era irreconocible, una combinación aleatoria de números y letras. Dudamos abrirlo, pero mi amigo decidió hacerlo. Quedamos completamente paralizados tras leer lo que decía el correo:


”Pase lo que pase, no abras la puerta”.


Con tan sólo leer esas palabras, una sensación completamente rara invadió mi corazón. En ese momento realmente sentía pánico, pero el mensaje decía más.


”Ellos están afuera. Por favor, hagas lo que hagas, escuches lo que escuches, no abras la puerta. Intentarán convencerte de que lo hagas, tienen muchos métodos; pueden fingir ser alguien que conoces, un familiar, un amigo, y sus voces sonarán igual. Tal vez te pidan ayuda, te dirán que están lastimados, te suplicarán que abras la puerta. Pero escuches lo que escuches esta noche, no abras. Trata de ignorarlos, trata de dormir, mañana todo estará bien. Ellos jugarán con tu mente; no lo permitas. Por favor, créeme, ¡no abras la puerta!”.


Cuando terminamos de leer yo no sabía qué pensar. Tal vez era una broma tonta de alguien, tal vez incluso era mi amigo quien me jugaba una broma… pero él tenia esa expresión, estaba tan asustado como yo, lo pude sentir. Ahora sabíamos que había alguien ahí afuera, tras la puerta. De pronto, llegó el momento más aterrador que nos pudimos esperar; en ese instante un escalofrió recorrió todo mi cuerpo y me dejó paralizado. Una voz se escuchó, provenía de atrás de la puerta. Mi amigo estaba seguro y yo lo puedo corroborar: la voz era la de su madre.


—Hijo por favor ábreme, tu padre y yo tuvimos un accidente en el auto, estamos muy lastimados… por favor, abre, ayúdanos. —Al escuchar esto mi amigo sólo retrocedió un paso. Aún puedo recordar esa expresión en su rostro, estaba en shock. Estoy seguro de que ninguno de los dos lo creíamos ni sabíamos qué hacer.


—Hijo por favor, abre, ¿qué esperas? Necesitamos tu ayuda… —Sin lugar a dudas, ésa era la voz de su padre. Eran las voces moribundas de sus padres tras la puerta, clamando por ayuda. Mi amigo y yo permanecimos sin reacción por algunos segundos, después él se volteó lentamente, y me dijo:


—Esos realmente son mis padres. Necesitan ayuda, abriré la puerta.


Se propuso dirigirse hacia la puerta, pero lo detuve.


—Recuerda el correo, lo que nos dijo que pasaría, ¿no se te hace extraño?, ¿qué tal si es verdad y ellos no son tus padres? —Él lo único que hizo fue hacer que lo soltara. “No digas tonterías”, me dijo. “Tú los escuchaste, ésas eran las voces de mis padres. El correo debe de ser una estúpida coincidencia”. Se dirigió a la puerta sin que pudiera hacer nada.


La verdad, no sé qué me hizo hacerlo, pudo ser el miedo que me invadía… pero al verlo dirigirse a la puerta, lo único que pensé fue correr hacia el armario en donde mi amigo guardaba algunas de sus cosas y esconderme ahí. No sabía lo que pasaría, pero en verdad tenía miedo.


Lo que escuché a continuación aún no lo olvido, y hasta el día de hoy tengo pesadillas con ello. Él abrió la puerta, y después sólo pude escuchar sus gritos. Eran unos gritos desgarrantes, llenos de dolor y terror; yo no pude hacer nada más que permanecer inmóvil, hasta que después de unas horas me quedé dormido.


Al despertar por la mañana, me extrañó ver el lugar en que me encontraba, y luego lo recordé todo. Salí del armario y en la habitación no había nadie. Noté de inmediato que ya era de día y que la puerta estaba abierta, así que decidí salir. Busqué por toda la casa esperando encontrarlo y que me dijera que todo había sido una broma, pero mi amigo no estaba. En la tarde llegaron sus padres y les conté lo sucedido, llamaron a la policía y lo buscaron por días, pero él nunca apareció. El correo que le había llegado esa noche también desapareció, y para ser honesto creo que nadie creyó nada de lo que les había contado.


Aunque… no importa que nadie me creyera, yo sé lo que pasó esa noche y sé que ellos estaban ahí afuera. También sé que no debí haber estado ahí, que no debería saber que ellos existen.


Aún no sé por qué lo hacen, creo que sólo tratan de divertirse con las personas, con su pánico… alguna especie de juego. Cada día lo analizo y trato de aprender más de ellos; sé que sólo llegan en la noche y que pueden imitar cualquier voz, que si no abres la puerta se irán y también creo que siempre recibirás ese extraño mensaje de advertencia, debe ser parte de su macabro juego.


No debí estar ahí ese día, y no debería saber que ellos existen. Sé que algún día regresaran por mí, pero pase lo que pase, no abriré la puerta.


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