En mi caso, sufrí de ello durante la primaria y la secundaria por ser gordita. Comenzó como un juego a que me dijeran sobrenombres, y yo no los detuve, lo tomé como "gracioso", pensando que yo era el chiste del día. Pero me convertí en el chiste de la semana. Después el chiste del mes. Y terminé siendo el chiste de 6 años, que fue cuando salí de la secundaria.
Fue mi error por no haberlos detenido en cuanto comenzó. Yo se los hice fácil al dejar que se burlaran y me pusieran nombres estúpidos, que iban desde "piernas de cerdo" hasta "basurero municipal" (y eso venia acompañado con que venian y derramaban el bote lleno de basura en mi lugar).
Tuve que soportar que me aventaran chile en polvo a la cara, que pusieran cucarachas y otros bichos en mi asiento, que me humillaran frente a la escuela entera al hacerme creer que comenzarían a apoyarme en eventos públicos (declamar poesía o cantar), y después reirse a carcajadas en ese momento. No les importaba ser castigados o amonestados, con tal de hacerme la vida miserable.
No era la más fea de la clase. No era la más gorda. No era la más estúpida. No era la menos popular. Entonces por qué lo hacían? PORQUE PODÍAN. Así de sencillo. Hicieron mi vida miserable durante todos esos años solo porque yo les tenía miedo y permitía que me dijeran lo que quisieran por que para mi ya era "normal". Y no era tanto tenerle miedo a ellos. El día que les hiciera frente de verdad, que les respondiera con un golpe o lanzando el polvo pica-pica a ellos en lugar de a mi, tal vez dejaría de ser la "yo" que conocía. Tal vez me convertiría en una nueva YO, y era ese miedo el que me paralizaba.
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