Visiones
Qué tanto puede contar un persona que ha vivido sobre la tierra por solamente treinta y tres años?? Muchos podrían suponer que muy poco, pero existimos algunas excepciones que rompemos esa regla. Hi. Im Marissa and this is me...
Nota
Marissa_Inmortal
miércoles, 17 de diciembre de 2008
Resignación...
Como duele pensar
Si no te puedo olvidar
Como duele vivir
Si no te puedo sentir.
Hay una historia muy antigua donde se narra como un sabio puede dar iluminación sobre este triste acontecimiento, difícil de superar. Una vez una mujer perdió a su hijo y se lamentaba mucho. Ella pidió ayuda y finalmente le recomendaron que fuera donde Buddha. Ella se dirigió al santo hombre junto con su hijo muerto y le suplicó que le regresara la vida al niño; entonces el Señor Buddha aceptó ayudarla con la condición de que le llevara semillas de mostaza de las casas donde no hubiera muerto nadie. La mujer esperanzada salió a buscar de casa en casa esas semillas de mostaza, pero no consiguió ninguna porque en todas las casas donde había buscado había muerto alguien. Entonces regresó donde Buddha y él le preguntó por las semillas, ella le respondió que no las pudo encontrar porque en todas las casas donde había buscado, había muerto alguien. Entonces Buddha le explicó que la muerte es un proceso natural por el cual todos debemos pasar; y que ella no era la única que sufría la pérdida de un ser querido.
Cuando un ser amado se marcha es un momento muy doloroso, porque uno se siente muy seguro con las personas que lo acompañan y piensa que van a estar para siempre; pero, de repente vemos que ese ser querido ahora es tan sólo un cuerpo muerto, y que también ya está causando problemas, porque ese cadáver hay que cremarlo o enterrarlo y esa situación es muy dolorosa.
En este momento la sabiduría debe llegar a nuestro corazón para darnos cuenta que esa persona nunca fue un cuerpo material, sino un alma que ya no está en ese cuerpo, y que de acuerdo con su karma, acciones y actividades va a tomar otro cuerpo diferente. Es un momento de reflexión, porque los seres queridos cuando se van, nos dejan una gran enseñanza; y es que aquello que amábamos de alguien no era precisamente su cuerpo, sino su ser, su espíritu, que ahora está en el camino hacia el Infinito.
Nuestra vida es muy corta y el momento de la muerte es algo muy serio, por lo tanto, debemos ponernos siempre a disposición de ese ser superior al que cada uno creamos. Necesitamos avanzar en el sendero espiritual utilizando todo momento que tengamos para hacer algo provechoso con nuestra inteligencia; porque cada segundo es precioso. No podemos calcular el valor de un segundo; un segundo de vida vale más que cualquier cosa en la Tierra, porque en el momento de la muerte no podremos obtener ni un segundo adicional aunque tengamos toda la fortuna del mundo. Entonces imaginemos cuánto vale la vida que tenemos; y cuántas cosas maravillosas podemos hacer con ella. Lo más fundamental es la evolución de nuestra conciencia; y por ello la partida de un ser querido debe volvernos serios para saber aprovechar nuestra existencia a cada momento.
Uno no debe sufrir por la muerte, porque realmente el alma es eterna; siempre ha existido y siempre va a existir. Nuestra vida es como un río que fluye eternamente; sólo cambian los paisajes y los personajes que vemos durante las diferentes etapas de nuestro recorrido.
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