Me he pensado si debo publicar esto o no. Si no lo digo, siento que me miento a mi misma. Y si lo digo, soy malagradecida, o no se apreciar lo que tengo en mi vida, o no debo de dejarme caer, o rendirme o que se yo. La gente opina lo que quiere opinar. Y claro, solamente quien vive esa situación, es el único que sabe realmente lo que se siente, lo que es de verdad. Uno puede creer saber, pero hasta que se vive esa situación, no puede opinar al respecto.
Yo se que no soy vieja. Me falta un mes para cumplir los 33. Pero eso no impide que me SIENTA vieja. Y no por las arrugas que me han estado saliendo, ni por las bolsas o círculos oscuros bajo mis ojos, ni tampoco las canas que siguen apareciendo entre un tinte y otro. No. Simplemente es que me siento incompleta, me hacen falta mis sueños.
A qué me refiero?
Vaya, como lo explico?
Cuando yo era una niña, tuve sueños de niña. Mi gran anhelo era convertirme en la siguiente Lucero. Cantar, actuar, estar frente a un público que me adoraría.
Pero claro, mi voz no es la adecuada, jamás tuve una sola clase de canto o música, y por supuesto, mi físico me exenta de tener un éxito entre la juventud, a menos que tuviera el talento de Adelle.
En mi juventud, mis sueños se transformaron y ansiaba convertirme en maestra de inglés en una escuela secundaria. Habiendo crecido en una familia en que mi padre y muchos tíos y primos eran maestros, pudo haberse sentido como el destino próximo. Y por qué inglés? Por que me encanta ese idioma, y desde pequeña tuve la facilidad de aprenderlo. Y por qué en una secundaria? Mi idea era que en la secundaria, los chicos aún son materia moldeable, no están tan echados a perder ni tan hundidos en sus malas decisiones como los que ya están en preparatoria, ni hay que estarlos persiguiendo como a niños pendejitos de la primaria. Mi manera de verlos era como que aún estaban a tiempo de no cometer errores garrafales, aún estaban a tiempo de recibir consejos y aceptarlos.
Pero claro, el aprenderlo de manera sencilla no quiere decir que sea buena enseñando. Ni que tenga la paciencia de andar aguantando a 40 muchachos que solo buscan coger, escandalizar y aparentar ser lo que no son.
Cuando crecí un poco más, amé leer. Las letras se convirtieron en lo más importante de mi vida. Me sentí obligada a expresar esas mil ideas que revoloteaban en mi cabeza, dejarlas en papel, que quedaran para generaciones futuras. Por que claro, al tener tantas ideas para tantas novelas (incluyendo la principal, que era un tanto autobiográfica), eso significaba que TODAS DEBÍAN SER EXCELENTES. No podía perder.
Mi idea de ser maestra seguía en pie, por lo que, al no conseguir terminar la preparatoria de manera normal con una carrera técnica en computación, decidí estudiarla nuevamente pero con una carrera en puericultura (y no, no es acerca de "puercos", cosa que todo el mundo supone y dice). En mi mente, era lo más cercano a mi meta, estudiar Puericultura era enseñarme a ENSEÑAR, principalmente por que en el quinto semestre me darían clase de pedagogía. Y en segunda, por que al entrenarme para soportar y tener la paciencia de lidiar con niños, desde recién nacidos hasta de preescolar, era la mejor preparación para poder enfrentarme a un aula llena de adolescentes.
Pero la vida se puso enfrente. Mil circunstancias, y yo me salgo de nuevo de la escuela sin cumplir mis metas. Me sumerjo en nuevas responsabilidades al convertirme en ama de casa (cosa que no reprocho a nadie, solo estoy puntualizando) y entrar a varios trabajos a lo largo de los años, y mis dos sueños, escribir y enseñar, quedan en el olvido.
Ese libro autobiográfico ahí está. Ya terminado y empolvándose. Quién tiene para pagar la publicación, el registro intelectual, la publicidad, algún tipo de difusión en medios o qué se yo. Nadie.
Y las diez mil ideas que revoloteaban en mi mente? Algunas ahí están, pero la gran mayoría se encuentran ahí como difuminadas, como si no las viera claras. Es frustrante.
Pero bueno. Prosigo.
El chiste es que ahora que he crecido por completo, que ya tuve a Luciano, que he ganado experiencias y he tenido mil y un derrotas, mi único sueño que me queda ya es viajar. Llegar a tener la libertad económica y de tiempo para poder viajar con mi señor marido o de ser necesario (si la vida me pusiera en esa situación), yo sola.
Quiero expandir no solo mi mente, sino mi alma y mis pensamientos al ver otras culturas, comer otros alimentos, escuchar otros idiomas y ver el arte y los paisajes desde otras perspectivas. Es mi gran sueño desde hace algunos años. Aunque claro, para esto, Daniel necesita estar ya saludable.
Ya entrando en ese tema: si, me he llegado a sentir muy frustrada y muy encerrada en un gran círculo dentro de la enfermedad y todo lo que esto ha traído. Han sido seis años (ya casi siete) que solo ha sido él, después él y al último él. No me molesta, pero en realidad me he sentido completamente relegada. Cuando recién nos enteramos que él estaba enfermo, yo estaba en plena depresión post parto, bastante agravada con ataques de pánico y cosas raras, y en cuanto él se tuvo que internar toda la atención se enfocó en él, y lo que yo vivía y sentía se relegó hasta un vigésimo puesto de importancia, por lo que tuve que tragarme esos sentimientos y aguantar vara. Y creo que fui resintiéndolo con los años, pero nuevamente no se le dio importancia.
Y para no irnos tan atrás, simplemente hace poco más de un mes estuve internada por haber llegado a tener 6 de hemoglobina, lo que no es nada saludable. Todo a raíz de los problemas de mi tiroides, traigo las hormonas vueltas locas y eso me causa hemorragias menstruales interminables. Pues total, que estuve internada, y aunque me hicieron transfusiones de sangre y estuve en realidad bastante débil y me sentía de la fregada, me dí de alta voluntaria para que Daniel siguiera yendo bien a las hemodiálisis y yo seguí un "tratamiento" de inyecciones de hierro y una pseudo "dieta saludable" para poder reponerme, pero ni una ni otra, problemas económicos y otros asuntos, y yo sigo igual de madreada y a nadie parece importarle.
Se que le importo a Daniel. Se que si, pero poniendo en una balanza SUS problemas y MIS problemas, creo que obvio me quedo muy, muy corta. Y siento (y se me da a entender) que no debo quejarme, que no tengo derecho a decir que me siento mal. Que no puedo decir que estoy enferma, por que él lo está mucho más que yo.
Pero bueno, a lo que iba con eso, es que ahora soy solo "la esposa de Daniel, el enfermo", y siempre me parece que no tengo permitido, ni tengo los recursos para poder soñar a gusto, para poder permitirme creer que puedo llegar a realizar alguno de mis sueños.
Sé que lo que yo quería hacer de niña o joven ya no pasará. He hecho las paces con eso. Pero me niego a creer que realmente esto haya sido todo lo que puedo ofrecer al mundo. Mi idea de trascender, de significar algo para la vida debe de ser cumplida con algo, no?
Me sentiría como que fui una completa pérdida de tiempo si mañana muriera y no haya cumplido absolutamente nada de lo que pensé o imaginé alguna vez.
Tal vez ya di mil y un vueltas. Lo siento.
Ahora, si comienzo a hablar de esto con alguien (sobre todo con Daniel), siempre me dicen "pero nooo, todavía estás a tiempo! métete a estudiar, termina la escuela y puedes hacer lo que quieras!"
Si, claro -_- con qué dinero puedo entrar a estudiar?
En qué tiempo me puedo ir a una escuela, puedo tomar tiempo para estudiar?
Además, con terminar la escuela mis sueños van a cumplirse y seré completamente feliz?
No entienden.
Tal vez ni yo lo entiendo.
Marissa 🌹